Gran Canaria es mucho más que los típicos destinos de playa.
Además de la naturaleza: las dunas de Mapalomas o imponentes rocas como el Roque Nublo existen varios pueblecitos que no han perdido nada de encanto y que son ideales para visitar entre baño y baño.
San Franciso de Telde es uno de los que más nos gustan por su originalidad y belleza.
Si haces un crucero por las islas canarias con escala en Gran Canaria, Telde es una opción ideal para visitar durante tus horas en tierra.
La que es la segunda ciudad más importante de Gran Canaria después de la capital es una pequeña joya que recorrer.
Los principales atractivos que ver en San Francisco de Telde
Telde no disimula su orgullo de ocupar un lugar importante en el mapa de Gran Canaria ya que cuenta con un pasado importante a sus espaldas.
Después de todo fue uno de los dos reinos en los que se dividió la isla hace muchos, muchos años.
Y además, fue la primera Diócesis de las Afortunadas desde aquellos tiempos en que los primeros evangelizadores mallorquines y catalanes intentaron instalar el dogma cristiano en la isla.
Y aunque esto sea parte de la historia, en la actualidad hay muchos rincones de Telde que recuerdan esas épocas.
Acueducto
Lo primero que notamos al llegar a Telde es su pintoresco acueducto. Divide la ciudad en dos barrios completamente distintos, y sin embargo, hermanados.
Barrio de San Juan
En este barrio se encuentran los edificios que forman parte de la vida administrativa de Telde, como el Ayuntamiento y la Basílica Menor de San Juan Bautista, que por supuesto, se encuentran en los alrededores de la Plaza Mayor.
Una plaza que en la que todas las mañanas se encuentran los vecinos más antiguos para recordar las viejas historias de la ciudad. Aquí el tiempo parece detenerse como muestra de respeto por los moradores más antiguos.
Seguimos el recorrido por los alrededores de la Plaza Mayor y nos encontraremos con la Basílica Menor de San Juan Bautista. Construida en el siglo XVI, su gran atractivo es el retablo gótico flamenco de los años 1500.
Andando un poco más llegamos a el Santuario del Santísimo Cristo de Telde, de origen mexicano. ¿Qué hace una imagen de Cristo mexicana en Telde?
Un naufragio es la explicación.
El barco que traía la imagen de Cristo desde México encalló en las playas de Gran Canaria, y por cosas del destino o cuestiones divinas, el Cristo finalmente eligió su lugar.
Barrio de San Francisco
Al otro lado del acueducto encontramos este barrio que realmente no tiene nada que ver con los aires señoriales del barrio de San Juan.
Aquí las callecitas nos permiten descubrir un pintoresco barrio de casitas blancas y bajas. Empieza a recorrerlas con calma, pon atención a cada detalle, y descubrirás las cruces que representan el vía crucis que cada año celebraba la comunidad franciscana cuando aún existía el convento.
Todo tiene un encanto especial en Telde, pero continúa, porque aún no has descubierto el Árbol Bonito, plantado por una vecina allá por 1937, el Cristo de la Agonía de la Iglesia Conventual de San Francisco y el Yacimiento de Baladero.
Y si en algún momento te cansas de descubrir los tesoros culturales e históricos de Telde, siempre puedes tomar un descanso en los alrededores.
Qué visitar en los alrededores de Telde
Playas cercanas
Por empezar, las playas, algunas con Bandera Azul.
Algunas de ellas son de arena volcánica pero también las hay de playa de arena dorada, como la Playa de Aguadulce.
¿Fanáticos del Surf? La cercana Playa del Hombre es un buen lugar donde realizarlo.
Yacimiento arqueológico Cuatro Puertas
Y si ya estamos un poco hartos de tanta ola, tenemos cerca este yacimiento arqueológico con sus cuevas construidas con picos de piedra por los aborígenes de Gran Canaria.
Barranco de los Cernícalos
En la isla, la igual que en Tenerife y La Palma, hay multitud de oportunidades de alejarnos de los pueblos y disfrutar de la naturaleza en todo su esplendor haciendo alguna que otra ruta de trekking.
El Barranco de los Cernícalos es uno de los más bonitos de Gran Canaria a menos de media hora en coche desde San Francisco.
Merece la pena acercarse a ver la multitud de cascadas que jalonan todo el camino. Es uno de los pocos lugares donde os recomendaremos que vayáis en un día de lluvia.
¡Las cascadas se multiplican y el recorrido se convierte en una auténtica fiesta acuática!.